Como ya he contado en entradas
anteriores de este blog, he sido madre recientemente.
El 20 de marzo de este año, a las
23:15 horas, tuve un precioso bebe de 51 cm y 3,650 kgs. El bebe más bonito que he
visto en mi vida, y que me tiene más enamorada cada día que pasa (a pesar del
sueño, jajaja). Sin embargo, como ya he contado aquí, el principio de mi
maternidad ha sido muy difícil (aunque ahora estoy encantada), tal y como he
descubierto que les ocurre a todas las madres. Pero en mi caso además, hay que
añadir problemas con la lactancia, que quiero compartir porque buceando en
foros en descubierto que los tiene más gente, y espero que mi experiencia les
sirva a otras madres recientes o que lo vayan a ser próximamente.
Cuando se hace la inútil
preparación al parto, te hablan mucho de la lactancia materna. Que es lo mejor
para tu bebe, que además te ayuda a recuperarte del parto y previene el cáncer
de mama. Todo lo anterior es cierto y nadie lo pone en duda, pero te lo pintan
todo muy, muy bonito y maravilloso, y no es así, yo desde luego hubiera
agradecido que me contaran toda la verdad para así poder tomar una decisión con
fundamento y teniendo pleno conocimiento de donde me estaba metiendo.
Sinceramente me siento engañada.
A ver, planteemos lo siguiente,
si dar el pecho fuera algo tan maravilloso ¿por qué hay tantos grupos y
talleres de apoyo a la lactancia materna? ¿por qué no los hay para dar el
biberón? La respuesta es muy sencilla, porque no es algo fácil, ni en muchas
ocasiones maravilloso, ni bonito. Al contrario, es duro y doloroso. A mi me
hubiera gustado saberlo.
Mi calvario comenzó al poco de
nacer mi hijo. Al ingresar me preguntaron si quería lactancia materna o
artificial, y yo respondí que materna sin dudar.
Quiero dejar claro por anticipado
que yo QUERÍA dar el pecho a mi hijo, por encima de lo que me dijeran, sin
tener en cuenta comeduras de tarro, sin más, para mi formaba parte del hecho de
ser madre, era una parte intrínseca de la maternidad. Es más, cuando otra mujer
me comentaba que se había operado el pecho para reducirlo o aumentarlo, yo
siempre pensaba, ¿y después podrá dar el pecho a sus futuros hijos?, porque me
parecía algo absolutamente irrenunciable.
El caso es que al decir que elegía
la lactancia materna, me pusieron al niño al pecho ya en el paritorio, y lo
dejaron conmigo toda la noche para que mamara. Hasta ahí bien. Al día
siguiente, no tardé en notar el tremendo dolor que supone el enganche, por más
que digan lo contrario, dar el pecho duele al principio, por más que se empeñen
en decir lo contrario (claro que debe ser porque si lo dejaran claro muchas
madres directamente empezarían con el biberón).
En el hospital las enfermeras me
controlaban en cada toma que el enganche fuera correcto, siempre cogiendo parte
de la aureola. Cuando les preguntaba que cuando me dejaría de doler, siempre me
daban evasivas. Finalmente se lo pregunté a mi ginecólogo, y sin rodeos, me
respondió: "dar el pecho duele".
Lo ratifico. Duele el enganche, y los pezones por la presión continuada del
bebe (que de verdad, que parece que tenga dientes), y durante la toma sientes
un dolor que comienza en la axila y sube por la espalda, por lo hablar de las
subidas de leche, es como si te clavaran agujas en los costados de los pechos.
Mi hijo tiene ahora más de dos
meses, el dolor ha disminuido.
Respecto a la subida de la leche,
se supone que es a las 48 horas en caso de parto natural, y a las 72 en caso de
cesárea. A mi me tardó una semana. También se supone que mientras te sube la
leche el niño toma los calostros, que dicen es suficiente para alimentarle.
Dicen... Al segundo día mi hijo lloraba desconsoladamente a todas horas, y
buscaba sin parar. Creo que llegué a tenerle al pecho seis horas seguidas, es
más, estuvo todo su segundo día de vida sin hacer pis ni caca, y para mi
desesperación nadie me daba una solución.
Y es que vivimos un momento en el
que las mujeres sufrimos una fuerte presión por parte del sistema sanitario
para que demos el pecho, y parece que dar a tu hijo un biberón es como darle
arsénico. Conozco casos en los que no se ha respetado la voluntad de la madre
de no dar el pecho, y se han negado a proporcionarle la medicación que impide
la subida, así como a darles un biberón (a una amiga mía de la infancia, a la
que le dijeron abiertamente que era una mala madre, la presión para hacer algo
que no deseaba la costó una depresión postparto en toda regla). Me parece digno
de denuncia. De hecho a mi un enfermero me dijo, ante mi insistencia en que mi
hijo lloraba desconsoladamente de hambre, que si quería me traía un biberón
bajo mi responsabilidad... Finalmente, la enfermera de noche al ver que no
hacía caca ni pis, me trajo un biberón, milagrosamente el niño se cayó.
Los dichosos talibanes de la
teta, como yo les llamo, estaban matando a mi hijo de hambre.
La presión para dar el pecho ha
llegado hasta a la televisión, en el programa Bebé a bordo, se hace mucho
hincapié en el tema. Es más, en uno de los programas, una madre tenía unas
grietas tremebundas en el pecho, y el padre compra biberones y leche, y la tía
del programa, que no, que tenía que darle el pecho, que la leche materna es lo
mejor. Vamos a ver, si tiene el pecho tan mal, la duele, y se encuentra hecha
unos zorros, pues que le den un biberón, vamos a ver, que el niño tiene que
estar bien, pero la madre también. ¿Qué problema hay?
La pediatra al ir darme el alta,
me dijo que pusiera en cada toma al niño primero al pecho, para ver si así me
subía la leche (ya por fin, se habían apeado del burro), y luego le diera el
biberón. Lo mejor fue que al ir a ver a la matrona del ambulatorio, de la que
ya he hablado en otro post, y contarle ésto, me dijo que como podía haber
consentido que me dijeran que no tenía leche, que los calostros son leche. No
me levanté y la estampé contra la pared (estaba yo calentita con el tema de los
calostros, claro), no sé por que, en lugar de eso la expliqué que el niño no
mojaba el pañal, y que había perdido mucho más peso del normal en los primeros
días, su respuesta fue que la culpa era mía que seguro que le estaba quitando
tomas, que la lactancia era a demanda, y no se cuantas gilipolleces más. Me
fui.
Comenté lo mismo con la pediatra
del ambulatorio en la primera revisión. Cuando le dije que había estado sin
hacer pis ni caca, puso el grito en el cielo, y me dijo que no pasaba nada por
darle biberón. El pediatra del seguro privado, me dijo lo mismo. Lo que me
lleva a la conclusión de que matronas y enfermeras se están metiendo donde no
las llama nadie, y ratifica mi teoría de que no te puedes fiar lo mismo de
alguien que ha estudiado tres años, que de alguien que ha estudiado diez.
En fin, como yo no tenía previsto
darle biberón a mi hijo, al darnos el alta mi marido se tuvo que ir corriendo a
comprar biberones, leche, y un
esterilizador. Todo un estrés a sumar a lo que supone la llegada a casa con un
bebé para unos padres primerizos.
Yo le ponía en cada toma al
pecho, y luego le daba el biberón. A la semana de nacer, comencé a tener leche,
si llego a hacer caso a los talibanes de la teta, mi niño se me muere de
inanición. Progresivamente fui bajando la cantidad de biberón.
Ya tenía leche, ahora venía la
segunda parte. Según me subió, tuve una mastitis en el pecho izquierdo. Como
acababa de dar a luz, y estaba hecha unos zorros, me acerqué al ambulatorio,
que para eso lo tengo al lado. Como era Semana Santa no estaba mi doctora, el
que me vio me confirmó que tenía una mastitis, que me pusiera frío y calor, y
empezara todas las tomas por ese pecho, pero que no sabía que otra solución
darme que debería verme la matrona. Pero como era Semana Santa, la matrona
estaba de vacaciones, y no había otra matrona en todo el distrito de
Fuencarral. Vivan los recortes en la Seguridad Social. Claro que la culpa fue
mía por no irme de urgencias a Santa Elena (privado) donde había dado a luz.
La mastitis se mal curó, a base
de empezar todas las tomas con ese pecho, darle al saca leches como si me fuera
la vida en ello, y ponerme frío y calor. Pero ese pecho se me ha quedado muy
resentido y siento un dolor muy intenso cada vez que inicio la toma, cuando en
el derecho ya no siento dolor.
En busca de ayuda mandé un correo
electrónico a la Liga de la leche, pese a todo quería dar el pecho a mi hijo. Me
respondieron diciendo que las tomas con ese dolor son muy duras (menos mal), y
que me acercara a una reunión para ver si era un problema de enganche (los
talibanes de la teta lo solucionan todo diciendo que es un problema de
enganche), cuando el de mi niño es perfecto, de eso se encargaron en el
hospital. Aparte sus reuniones me pillan a tomar vientos, y deberían saber que
una madre con un recién nacido como que no se desplaza tan fácilmente.
A las tres semanas, tuve otra
mastitis en el mismo pecho. Yo creo que la primera no se curó bien. Está vez me
fui a mi ginecólogo. Tenía fiebre, un dolor absolutamente inhumano en el pecho
que me impedía levantar el brazo y hasta respirar, y un bulto duro como una
piedra y rojo y caliente como el sol, en la parte inferior del pecho. Le dije a
mi médico que si para quitarme el dolor tenía que cortarme el pecho, que lo
hiciera. Es más, yo creo que si me hubieran dado un cuchillo me lo hubiera
cortado yo misma. Se rió y me recetó ibuprofeno, nototil, y antibióticos
durante una semana, amén de comenzar todas las tomas con ese pecho.
Si la mastitis ya duele, dar el
pecho con mastitis, debería estar catalogado como tortura por la ONU. Claro que
hay que hacerlo, porque precisamente la mastitis es una infección de leche
retenida (ni que decir tiene que ingurgitaciones he tenido unas cuantas)y tiene
que salir, si no se puede formar un acceso de pus, que me habría supuesto pasar
por el quirófano para abrir el pecho y ponerme un drenaje.
Tras superar la mastitis, pedí
que me retiraran la leche.
Se puede hacer de dos maneras,
una natural eliminando progresivamente tomas que se sustituyen por biberón, o
con un vendaje compresivo y tomando unas pastillas. Yo compré las pastillas,
pero no me las tomé, aún las tengo en el armario de la cocina. Finalmente fui
eliminando tomas.
Claro que siempre hay algún
talibán de la teta (que te miran como si estuvieses matando a alguien por darle
al niño un biberón) que te cuenta el caso de Fulanita o Menganita, que fíjate
supero una mastitis y luego le dio el pecho hasta los dos años, "ya pero es que yo llevo dos en mes y medio",
y entonces te cuenta la historia de no se quien que claro hasta tuvo un acceso
y la tuvieron que operar, y aún así siguió dando el pecho porque dijo que ella
no le daba un biberón a su hijo (ni que llevaran cianuro), y fíjate le crió
estupendamente con un sólo pecho. Claro que quien te cuenta ésto, o es hombre,
o nunca ha tenido una mastitis.
Es increíble lo que una madre se
tiene que justificar hoy día si le da a su hijo un biberón. Si hasta opina
gente que literalmente pasaba por allí, como suele decirse y no conoce tus
circunstancias. A mi hijo tuvieron que repetirle la prueba del talón, porque
salio dudoso en fibrosis quística, y cuando me preguntaron en el Gregorio
Marañón el tipo de lactancia y dije mixta, las enfermeras empezaron que por
qué, que eso no podía ser, que quitara el biberón, y yo que sé cuantas cosas
más.
Aparte del dolor, lo que me
traumatizada de la lactancia materna exclusiva es que prácticamente no puedes
hacer otra, algo que tampoco te cuentan. En los "estupendos" libros
sobre bebés, te dicen que cada niño se toma su tiempo en las tomas, unos tardan
10 minutos, otros 5, mi
hijo tardaba hora y media. Ahora sólo tarda tres cuartos de hora. Lo he
comentado con otras madres, y todas tienen el mismo problema, las tomas son
interminables. Cuando se lo comentaba al pediatra, se limitaba a decir "Jesús" o "eso es que quiere estar contigo, porque ya tiene que tener la capacidad
de vaciar el pecho en 5 minutos" Y una leche. Además, las tomas son
cada tres horas, porque ahora te cuentan que la lactancia es a demanda, pero al
final son cada tres horas como han sido toda la vida de Dios. Pero como las
tres horas se cuentan desde el inicio de la toma, no desde el final, entre una
y otra tienes una hora y pico para ducharte, comer, satisfacer tus necesidades
fisiológicas, y lo más importante dormir. Al mes de dormir una hora y media,
despertar, dar el pecho hora y media, dormir hora y media.... y eso en una
buena noche, yo quería tirarme por la ventana. Lo mejor, la matrona del
ambulatorio, que me dijo "es que es
así, si quieres hacer lactancia a demanda" ¿quieres?, quien ha dicho
que yo quiera hacerlo a demanda. Lo
siento, soy algo más que alimentación, soy una persona y reclamo mi derecho a
seguir siéndolo.
Los talibanes de la teta te dicen
no des un biberón al niño, aunque sea de tu propia leche, porque luego te
podría rechazar el pecho, mentira, es para que la madre no vea lo rápida que es
una toma con biberón.
Como ya he contado en otro post,
yo tuve un postparto horroroso, una episotomía abierta, dos mastitis, y una
depresión, unido a la falta de sueño, casi acaban conmigo. Lo siento, yo
necesitaba dormir, y no me considero mala madre por eso. Si no le hubiera dado su
padre algún que otro biberón, yo no habría podido ni ir al médico.
Cuando comencé con la retirada de
la leche, todo mejoró. Al darle biberones, acababa antes, lo que me dejaba más
tiempo. Y no quería el tiempo para irme de marcha o de compras, sino para
dormir, ducharme, ir al baño o poner una lavadora. Poco a poco fui dejando de
ser una persona pegada a un sofá, para volver a ser progresivamente un ser
humano con vida propia. Además, yo necesitaba salir de casa, llevaba meses
confinada en ella, y con el pecho eso es complicado, porque primero lo de
sacarme la teta en cualquier lugar como hacen muchas mujeres a mi no va, y
segundo es muy incómodo dar el pecho si no se tiene un buen apoyo de espalda y
de niño.
Mi hijo tiene ahora dos meses y dos
semanas, y continúo dándole el pecho, aunque no todas las tomas. He llegado a
un equilibrio que para mi es perfecto, porque las tomas de biberón me dan
tiempo, y le sigo dando el pecho, que pese a todo, es algo que yo siempre he
querido hacer. ¿Por cuánto tiempo? no lo sé.
No quería terminar este post, sin
hacer referencia a todos los mensajes de apoyo de otras madres que recibí sin
parar (una, que es muy comunicativa, y le contaba a todo el mundo lo que la
pasaba). Eran muchas las que me contaban que para ellas dar el pecho fue una
experiencia traumática. Eso deberían contarlo en la preparación al parto.
Además, quería hablar del libro
fetiche de los talibanes de la teta. Está escrito por un pediatra, del que no
voy a dar el nombre. Me lo he leído de cabo a rabo, y según avanzaba en la
lectura de más mala hostia me ponía. Comienza el libro indicando que buena
madre es la que da el pecho (ahí, para que te sientas culpable), continua
comparándonos con orangutanes (mire, soy un mamífero, pero orangután lo será tu
......), y después comenta como en los países del tercer mundo se da más el
pecho que los desarrollados. Y digo yo ¿no será porque no tienen otra cosa?,
porque mire, mi abuela le dio el pecho a mi madre un año, y a mi tía durante
dos, y entre grietas y mastitis, y como estaba en un aldea de Lugo (lo que es
algo así como el entorno rural en superlativo), y no tenía acceso a servicios
médicos en condiciones, vamos como ahora en el tercer mundo, se le cayó un
pezón (pobre mujer, lo que me he acordado de ella). Pero es que no tenía otra
cosa con la que alimentar a sus hijas, vamos que si la hubieran dado un
biberón, con los dolores que tuvo que pasar...
Este maravilloso libro, indica que hay que volver a lo que se hacía
antes. A saber, el pecho a demanda, no cada cuatro horas (señor, es cada tres,
pero bueno), cuando como ya he comentado los niños siguen una pauta temporal
para las tomas, y si no es así no creo que ningún padre le deje sin dar de
comer al niño porque no es la hora, por Dios, si lloran que se cae la casa abajo.
También dice que hasta los seis meses sólo pecho, ni agua, ni zumos, ni
infusiones. Pues a ver si nos aclaramos, porque si hay que volver a lo que se
hacía antes, a los niños de toda la vida se les han dado infusiones, zumo de
naranja para el estreñimiento, y agua en verano... por no hablar de que los
pediatras ya te hacen darles cereales cuando cumplen cuatro meses.
Por supuesto, nada de biberones,
si hay que darle leche extraída (Dios no quiera que se les de otra cosa), con
cucharita. Eso es porque como la madre vea lo rápido que toma el biberón, se
replantea muchas cosas. Claro que
también dice que los cólicos del lactante no son gases, que son ganas de mimos
y teta (claro, tú coges al niño y le das algo para los gases y deja de llorar,
pero no, no son gases), y que la salida de los dientes no duele (claro, por eso
los niños chupan los mordedores como si les fuera la vida en ello). En fin...
Pero es que además, se supone que
el pecho hay que darlo hasta los dos años, lo que supone continuar al volver al
trabajo. Y da consejos del tipo, que se lo des en el autobús (como se nota que
es hombre y no lo ha dado nunca, porque hacerlo en el autobús, me parece un
prodigio de habilidad), o que no pasa nada si el niño no quiere comer mientas
tú no estés, que ya se recuperará mamando como una fiera por la tarde y la
noche (eso, y luego te vas a currar sin dormir, pero claro es que eso es lo
hacen las buenas madres).
Sin embargo, lo acojonante, es
que hay quien le hace caso. Es más en la preparación al parto nos hablaban de
estas cosas, y se supone que son profesionales. Por no hablar de las madres que
lo siguen al pie de la letra. Yo en ningún momento me planteé siquiera dar el
pecho más allá de la baja por maternidad, como para dárselo hasta los dos años.
Desde que nació mi hijo y comencé
a tener problemas con la lactancia, me he dedicado a hablar del tema con todas
las madres que conozco, quería conocer su experiencia. La mejor fue una tía mía
que me hablaba de que en su empresa había una sala de lactancia, para que las
mujeres que continuaban dando el pecho se extrajeran la leche, y la guardaran
en neveras, que lo propusiera en mi empresa. Me estoy imaginando la cara de los
de RRHH si lo propongo. Por cierto, mi tía crió a mi primo con biberón.
A la presión para que des el
pecho (durante dos años) se une, una nueva tendencia a tratar de que no pidas
la epidural. Eso es algo que este señor dice en su libro, y que la matrona me
dijo en la preparación al parto. Mi médico me mandó al anestesista sin más
(aleluya, VIVA la epidural). A mi ésto me empieza a recordar al parirás con
dolor, lo que me hace pensar que si todas damos el pecho, nos tienen confinadas
en casa, y con suerte hasta dejamos de trabajar...
En pleno apogeo de mis problemas
con la lactancia, durante la segunda mastitis, yo le daba a mi hijo el pecho
llorando de dolor, y dándome de cabezazos contra la pared. Mi bebé se asustaba,
y yo llegué a comenzar a sentir un fuerte rechazo hacia él, porque sentía que
por su culpa tenía ese dolor. Sinceramente, creo que el verdadero regalo para
toda la vida, es que los niños tengan una madre cariñosa, que les quiera y les
críe con amor, y sobre todo que lo haga todo de manera que disfrute de su
maternidad.
Eso si tras dos meses, las
hormonas más reposadas, y con menos sueño, decir que ser madre es la mejor
experiencia de mi vida.