Hay un momento al que toda madre
se tiene que enfrentar tarde o temprano, la vuelta al trabajo. A mi me ha
tocado hace un mes. Ha sido muy duro, y no solo porque te toca volver a
madrugar y tener horarios tras meses de anarquía, sino sobre todo porque tienes
que dejar a tu bebe.
Los primeros días cuando me
asomaba a su cunita por la mañana y le veía tan dormidito, pensaba que me tenía
que ir, y se me partía el alma. Luego llegaba por la tarde/noche, me sonreía, y
pensaba en todo lo que me estaba perdiendo y era peor. Mi marido, que por
suerte o por desgracia está en casa y se queda con él, me manda fotos al móvil
cada vez que hace una gracia, pero eso me hace sentir más triste.
Es como si me arrancaran el alma
a zarpazos.
Tras dos semanas, pedí en la
oficina el mínimo permitido por ley para la reducción de jornada por
maternidad. 35 horas semanales, lo que me permite salir una hora antes cada
día. Sé que estando mi marido en casa, no es lo lógico, pero es que no podía
más, tenía la sensación de que no le veía, que me estaba perdiendo a mi bebé.
Ya veremos como nos arreglamos
económicamente.
Y es que las mujeres estamos
genéticamente predestinadas a cargar con todo sobre nuestras espaldas, máxime en
todo lo tocante a la maternidad. Cuando es la madre la que se queda en casa con
los niños, nos ocupamos de ellos y al llegar el padre a casa del trabajo,
seguimos ocupándonos de ellos, porque claro pobrecito acaba de llegar de
trabajar. Si la mujer trabaja, y el padre se queda con los niños, cuando la
madre llega a casa, por supuesto corre a ocuparse del niño, porque pobrecito tu
marido lleva todo el día cuidando de él
(aparte de que claro, tú no le has visto). Vamos, que el caso es estar currando
20 horas al día y no descansar nunca, tengas las circunstancias que tengas.
Lo peor es que pasan los días y
te vas acostumbrando poco a poco a la situación, a dejarle dormido por las
mañanas, y verle sólo un ratito por las tardes. Eso te hace sentir aún peor. A
veces pienso que sentirse culpable por una cosa u otra, es una parte intrínseca
del hecho de ser madre.
Mientras dura la baja por
maternidad, estás las 24 horas del día pendiente de tu bebé, sobre todo los
primeros meses. En cierta manera te pierdes un poco como persona, pero llega un
día en el que tienes que retomar tu vida, y no sabes por donde empezar. Ya he
explicado lo duro que resulta separarte de tu bebé, pero también es complicado
volver a retomar el ritmo en el trabajo. Llevas tantos meses alejada del
ajetreo que es todo un impacto volver al día a día, estás como desorientada, o
más bien sin como.
Además, cuando llegas a casa no
descansas. Bueno, ya nunca más vas a descansar. Eres madre.
Acabo de descubrir tu blog y esta entrada... En una semana vuelvo al trabajo y no puedo estar más de acuerdo contigo!
ResponderEliminarAl final, hagamos Lo que hagamos cargaremos con todo y nos sentiremos culpables...
Un beso
Desde luego.
ResponderEliminarA mi se me hizo muy duro, pero poco a poco te acostumbras. Aunque me gustaría pasar mucho más tiempo con él. De hecho pedí reducción de jornada por eso.
Es que como con una madre un niño no está con nadie.