Copiando el título de esa
divertida película de los años 60, me gustaría hacer un repaso de lo que ha
sido la experiencia que ha trastocado, por decirlo de alguna manera, mi vida en
los últimos meses: mi embarazo.
No fue algo planeado, pero
tampoco se puede decir que nos pillara por sorpresa, lo que no pensé es que me
quedaría embarazada tan rápido. El año anterior había tenido un aborto natural,
tras dos años, no de intentos, sino simplemente de no tomar medidas. Sin
embargo, esta vez bastaron un par de meses.
Era verano, estábamos de
vacaciones, yo acababa de terminar un interesante curso sobre Dickens y Stoker
en los cursos de verano de El Escorial, y el periodo no me bajaba. Pero como ya
había estado embaraza una vez, el síntoma claro e inequívoco fue una sensación
de somnolencia perenne e insuperable. Mi primer pensamiento fue hacia el
médico, tendría que confirmar el embarazo y darme las primeras pautas, pero
estábamos a finales del mes de julio y lo más probable es que estuviera a punto
de desaparecer hasta septiembre. Finalmente tras mucho llamar, conseguí que me
atendiera el último día que pasaba consulta. Cierto es que podía haber ido al
ambulatorio de la Seguridad Social ,
en lugar de a mi ginecólogo, ya que éstos si que están en agosto, pero en aquel
momento la premura me impedía pensar con claridad.
El caso es que nos bajamos a
Madrid desde la casa de vacaciones de mi familia, en un pueblo de la sierra de
Guadarrama, y me confirmaron que estaba embarazada, pero de muy poco.
Lo primero que debe saber una
madre primeriza, es que un embarazo no son 9 meses, son 40 semanas contadas
desde la fecha del último periodo. Por eso cada vez que vamos a revisión los
ginecólogos nos preguntan la fecha de la última regla, y se enfadan si no la
sabemos (como es mi caso), sin embargo, esta vez si que la recordaba, como si
algo dentro de mi intuyera que en esta ocasión era algo importante. En base a
la fecha del último periodo, y las famosas 40 semanas (que en realidad son 10
meses, no 9), te calculan la fecha del parto, en mi caso 25 de marzo. Ahora que
como yo recuerdo bien la de la concepción, si contamos 40 semanas sería el 29
de marzo, ¿quién acertará? ¿la ciencia o yo? ya se verá el mes que viene.
Lo más gracioso es que unos pocos días antes de quedarme embarazada había estado en París por motivos de trabajo; al final va a ser cierto eso de que los niños vienen de París...
El embarazo se divide en tres
trimestres, y se supone que el de los malestares en el primero. Lo siento por
el resto de mis congéneres, pero yo no tuve ni nauseas, ni ascos, ni vómitos,
ni malestar general, ni nada de nada, sólo un sueño absolutamente invencible,
como la vez anterior, ah, y un par de mareos, uno de ellos especialmente
fuerte, pero eso fue todo.
Durante el primer trimestre (las
primeras 12 semanas) se supone que no se te nota nada, pero yo empecé a notar
dos síntomas que me han acompañado desde el primer momento, y que luego
comentándolo con mujeres que ya son madres me han confirmado: el estreñimiento
agudo y los gases. Y una se pregunta, ¿por qué nadie me ha hablado de ésto? la respuesta ha sido, "mujer, es que eso no se comenta". Y
¿por qué no? no lo entiendo, son funciones fisiológicas naturales que tenemos
todos. La gente se explaya contándote las miles de cosas que les daban ascos,
pero nadie te dice que te vas a inflar como un globo. El caso es que debido a
mis nuevas amigas, mi vientre se comenzó a hinchar mucho antes de que mi bebé
tuviera prácticamente tamaño alguno.
Otro síntoma claro del primer trimestre
son las ganas de orinar a cada momento, y no un poco de forma simbólica, no,
pareces las cataratas Victoria. Además, se te comienza a inflamar el pecho de
una forma absolutamente dolorosa y obscena, en mi caso duplicó su tamaño
normal.
Cuando vas al médico, te dicen
que tomes ácido fólico y yodo, es muy importante, previene malformaciones en el
bebé.
Lo peor de empezar a comentar que
estás embarazada, es que todo el mundo, sin que tú les hayas preguntado o
manifestado el más mínimo interés, te cuenta su embarazo, o el de su hermana,
cuñada, prima, tía.... incluyendo complicaciones y problemas. En un libro que
me prestó una amiga, a eso lo llaman consejos no deseados, que buen nombre,
porque mira de verdad que a mi me importa un rábano que a la prima de Fulanita
no la supieran ver que el niño tenía síndrome de down, o que el niño de Menganita
viniera con doble vuelta de cordón y claro se quedara sin aire en el parto y
ahora tenga parálisis cerebral, por no hablar de que todo el mundo (incluidos
hombres) se van a creer con el derecho de decirte lo que tienes que hacer.
Si alguna madre primeriza lee
estas líneas, que me haga caso, escucha sólo a tu médico.
Tengo una amiga que me contó que tras dar a luz a si primera hija, cada vez que alguna de las múltiples amigas de su madre o su suegra iban a verla, y la veían dar el pecho, la regañaban y la decían, no se hace así, o se ponte de la otra manera; obviamente, cada una la decía una cosa diferente en base a su experiencia, y al final la agobiaron tanto que entre todas consiguieron que al mes de nacer la niña se pasará al biberón.
Si ya eres madre, comparte tu experiencia, pero no impongas criterios.
Ahora, lo peor son las mujeres
que no tienen hijos pero te dan lecciones sobre el tema, porque claro ellas lo
han visto por sus hermanas, cuñadas, primas, o porque han leído mucho sobre el
tema ¡¿?! Son las que te empiezan a decir que tienes que dormir del lado
izquierdo (algo que aún estoy esperando que mi médico me diga, y que la matrona
me ha confirmado que es una tontería), que tienes que comer ésto o lo otro, que
si ya verás como te va a salir vello en el abdomen, o la peor frase de todas "pero cómo no te ha dicho ésto tú médico,
¿seguro que estás en buenas manos?". Mi amiga, la que agobiaron con la
lactancia, me recomendó que sólo escuchara a mi médico, fue el mejor consejo de
todos.
Claro que ésto nos lleva a la
siguiente cuestión, el médico. En fin.... como todos sabemos en España tenemos
un más que magnífico sistema de salud público (si sobrevive a los recortes
presupuestarios, claro), pero muchos tenemos además seguros privados, que como
en mi caso, nos proporciona la empresa. Bien. Yo llevo yendo al mismo
ginecólogo del seguro privado desde los 20 años, bueno, de hecho primero me
veía su padre y ahora la consulta la lleva el hijo. A mi me pareció lo más
natural ir a mi ginecólogo de toda la vida, para que me llevara el embarazo, y
en breve el parto. Bueno, pues aquí también hay opiniones para todos los
gustos, y en este punto si que consiguieron agobiarme, y mucho.
Cuando comienzas a decir que
estás embarazada, las mujeres de tu entorno (en ésto si que no intervienen los
hombres), te van a dar dos opiniones (no solicitadas, por supuesto) totalmente
contrapuestas:
1ª:
"Te irás a la Seguridad Social ,
¿no?, mira que tienen los mejores medios y los mejores profesionales y los
mejores hospitales. Como nuestra sanidad pública nada."
2ª:
"No se te ocurrirá irte a la Seguridad Social ,
¿no?, mira que tienes que compartir habitación en el hospital, y además, ya
sabemos lo masificada que está, que horror y con esas instalaciones tan
antiguas".
Por supuesto nadie pregunta tu
opinión al respecto. Y siguen: "porque
en la Seguridad Social
tienen el protocolo de parto humanizado (luego veo que no en todos los
hospitales), y además el contacto piel
con piel con el bebé, y mira Fulanita que en lo privado le quisieron hacer una
cesaria en la semana 38 porque decían que el bebé era muy grande, y en la
pública se lo aguantaron hasta la semana 42 y fue un parto normal"....
Un horror.
El caso es que a mi me
convencieron, y pedí cita en la Seguridad
Social , además a mi, por mi domicilio me corresponde La Paz , la mejor maternidad de
España, una de las mejores de Europa. Pero el convencimiento me duró dos visitas,
no porque me trataran mal, o me sintiera peor atendida, no, todo lo contrario,
pero es que si una mujer trabaja lo de acudir a citas en la Seguridad Social ,
es un poquito complicado. A ver, yo vivo en Madrid, y trabajo en Las Rozas a 17 kilómetros de la
capital, y me daban citas para ir al médico a las 11 de la mañana, a las 10 de
la mañana... pero como voy a aparecer en mi trabajo casi a la hora de comer.
Así que primero me iba a trabajar, luego me iba al médico, y después volvía al
trabajo. Semejante trajín, digo, duró dos visitas, porque me estresaba más que
me beneficiaba. Así que volví a mi médico de toda la vida, que además de
conocerme, me da cita a las 7 de la tarde, cuando ya he terminado de trabajar.
Que conste que soy una gran
defensora del sistema público de salud, creo que el gran logro de toda sociedad
avanzada que se precie, es tener un sistema sanitario igual para todos,
gratuito y como en nuestro caso, de gran prestigio. Pero de verdad que
administrativamente lo tienen que organizar mejor, no soy la primera persona
que conozco que contrata un seguro privado sólo porque para el día a día es
imposible ir a la Seguridad Social ,
y ésta la reservan para si algún día tienen una enfermedad realmente grave.
Otra cosa que quería reseñar es
la moda, tan extendida entre las mujeres de mi edad, de hacerse doble
seguimiento, ¿para qué? ¿con qué objetivo? se van al ginecólogo público y a la
vez al privado. Pero es que lo hace todo el mundo, y lo siento, no lo entiendo,
"no, es que así puedo dar a luz
donde quiera"; pues mira, decide donde quieres dar a luz y hazte allí
el seguimiento, pero además es que da lo mismo, en un hospital público, siempre
te van a atender, y uno privado si tienes seguro también, entonces, ¿para qué
volverte loca con tanto médico?, porque la mejor parte viene cuando les dicen
cosas contradictorias... Yo, por más vueltas que le doy al tema no lo entiendo,
lo siento, ahí tenéis mi total y absoluta incomprensión, es más, me parece la
mayor de las tonterías. Pero lo peor es que volviendo al tema de los consejos
no deseados, muchas te dicen, te estarás haciendo doble seguimiento ¿no?, y
cuando dices que no, te miran como si fueses la peor de las madres.
Tengo que aprender a no escuchar
a los demás.
Lo único que realmente me ha
hecho dudar de si dar a luz en la sanidad pública, ha sido el tema del cordón
umbilical. La sangre de cordón salva muchas vidas, en el sistema público puedes
donarlo y que vaya a un banco de sangre donde lo aprovecharán para salvar
vidas, en lo privado pagas de media 1.690 € (que yo no tengo) para guardarlo
para ti, cuando puede que nunca lo necesites, o que si lo necesitas tengas que
acudir a un banco público, porque determinadas enfermedades genéticas ya vienen
en tu sangre de cordón. Ésto si que es algo que me quita el sueño.
En fin... llegando al final del primer trimestre, te miden en una ecografía el pliegue nucal, y al día siguiente tienes que hacerte un análisis bioquímico denominado triple screening, que es lo que determina si te tienes que hacer o no la amniocentesis. A me dio riesgo bajo de malformaciones, y no me tuve que hacer la amniocentesis.
Y ya estamos en el segundo
trimestre. Que se supone que es cuando empiezas a engordar, pero como a mi me
pilló el inicio del embarazo en plenas vacaciones de verano, y cuando volví,
claro no me iba poner a régimen, como hago siempre, estando embarazada, yo ya
iba con 5 kilitos de más, ahí es nada.
Notarse, lo que se dice notarse,
no se me empezó a notar hasta el cuarto mes. Pero como estaba muy hinchada me
compré unos adaptadores para la ropa que venden en el Corte Inglés, y que son
muy prácticos, pues te permiten continuar usando tu ropa hasta que
verdaderamente ya tienes tripita.
Pero llega un momento en el que
inevitablemente tienes que comprarte ropa premamá. ¿Qué decir de la ropa
premamá? que es fea y cara, o clásica y cara, o de mala calidad y cara. Para
comprar pantalones de vestir recomiendo la marca Alía del Corte Inglés, son los
únicos que se ven con calidad, y cuestan unos 50 €. Luego, para ropa de sport, lo
mejor es H & M, los leggins están a 9 € y son comodísimos, los vaqueros que
de verdad que son súper modernos cuestan entre 30 y 40 €, según el modelo, para
camisas y camisetas, también recomiendo H & M, pero id al de la
Gran Vía , tiene mucha más variedad que el
resto, de veras. Si quieres un chándal de embarazada a buen precio, lo mejor es
C & A, unos 20 € y comodísimo, ahora el resto de ropa ahí es de muy mala
calidad. Pijamas, mi recomendación es comprar una XL o XXL si la tienen, en
Women´s Secret, te saldrá más barato que
un pijama premamá, y te va a entrar. Bragas, existen las premamá, una especie
de braga/faja que te llega hasta casi debajo del pecho, un horror, yo he huido
de ellas como de la peste, aunque hay quien, como no, me ha dicho que ay que ver,
que como puedo no usarlas, en fin... en mi caso opté por las braga normal (la
que pone braga, no la que pone braga a cadera, que sube más) de algodón que
venden en Women´s Secret, tamaño XL, te queda justo por debajo de la tripa, y
yo tan cómoda. Para sujetadores, lo mejor es la cadena Centrotex, buenos,
bonitos y baratos, y de confección española, los sujetadores de lactancia a 9
€.
Según avanzas en el segundo
trimestre vas cogiendo peso. Se supone que tienes que coger un kilo por mes, y
lo increíble es que hay mujeres que lo cumplen. Yo no, a mi los kilos me han
ido cayendo cual vaca en pleno engorde, me he salido de todos los parámetros
posibles. Luego en la oficina muchas compañeras me ha contado que les pasó lo
mismo, lo cual consuela, menos una, que me dijo que a raíz de engordar tanto
tuvo una hernia de disco (se lo podía haber callado). Luego tienes a esa otra
embarazada ideal, que cuando tú ya vas por más de 20 kilos, ella apenas ha
cogido 10, y encima inflándose a bollos cuanto tú has seguido comiendo igual
que antes, y tiene la desfachatez de decirte que si el médico o la matrona no
te ha echado la bronca. En mi caso, a la matrona no voy porque eso por la
pública, y mi médico afortunadamente no me controla el peso, porque si lo
hiciera le daría un patatús.
Al llegar al quinto mes, te hacen
la famosa ecografía de las 20 semanas, cuyo objetivo es ver el estado de los
órganos internos. Rara vez te la hace tú médico, sino que te manda a un
especialista a hacértela. El hacerla en ese momento y no antes ni después, es
porque es cuando ya se pueden ver la mayoría de malformaciones, y según la ley
española del aborto, por malformaciones se puede abortar hasta la semana 22 de
gestación. Eso hasta que el señor Ministro de Justicia, no cambie, como anunció
al inicio de la legislatura, un cambio en la ley del aborto, que iba a prohibir
este punto. Yo no sé si sería capaz de abortar, pero desde luego reclamo mi
derecho a decidir, sobre todo ante determinadas malformaciones severas. Señor
Ministro, hay cosas más importantes que corregir en el sistema judicial
español, créame, se lo dice un letrado. No se ponga a todas las mujeres y
médicos de España en su contra, o lo que es peor, no nos vuelva a condenar a
los abortos clandestinos, como ocurría hace 30 años.
Después de la ecografía de las 20
semanas, la siguiente prueba importante es la del azúcar, que determina si se
tiene o no diabetes gestacional. Yo la pasé sin mayor problema. Hay mujeres que
vomitan, se marean... yo como si no fuera conmigo. Primero te extraen sangre, y
luego te hacen beber glucosa (que sabe a Tang de naranja, en serio), y después
te vuelven a pinchar para ver como a reaccionado tu cuerpo ante el chute de
azúcar. Prueba superada.
Antes de entrar en el tercer
trimestre, a mi se me complicó un poco el embarazo. El día de Navidad, en plena
comida familiar, empecé a notar un fuerte dolor en la ingle derecha, que fue a
más a lo largo de la tarde. Por la noche, me retorcía literalmente de dolor, y
mi marido llamó a una ambulancia. En urgencias, me dijeron que en esa zona del
útero tenía un mioma que había crecido con el embarazo, lo que provocaba el
dolor, y el dolor me había desencadenado contracciones. Estuve una semana
hospitalizada en la que me metieron en vena de todo, buscapina, paracetamol,
nolotil, progesterona.... en total estuve tres semanas de baja. Me dieron el
alta médica el día de mi 35 cumpleaños, justo después de Reyes, y vuelta al
trabajo.
En la oficina, nadie esperaba mi
regreso, estaba ya de 7 meses y creían que me iba a quedar en casa, pero la
verdad es que estaba estupendamente. He aguantado trabajando otro mes más.
Otra vez la gente casi me vuelve
loca.
En mi entorno familiar todo el mundo me decía que tenía que volver a trabajar, y aguantar trabajando hasta el último momento. Me decían que las mujeres hemos luchado mucho para conseguir los derechos que tenemos y eso se defiende trabajando, que mi abuela había trabajado arando la tierra hasta el mismo momento de dar a luz, y a los dos días volvió al trabajo, que ahora las mujeres somos unas flojas que a la más mínima nos quedamos en casa de baja, y que eso sólo es vaguería pura.
El caso es que yo me volvía a
encontrar bien de verdad, así que pedí el alta, y me fui a la oficina. Mi
sorpresa es que en mi entorno laboral todo el mundo me reprobaba mi vuelta, que
si como estaba allí con semejante tripón, que tenía que conducir muchos
kilómetros y a ver si me iba a pasar algo con el coche, que mejor en casa con
todas las cosas que hay que preparar para el bebé (ya lo tenía casi todo, y
trabajando, pero bueno), que si no estaba cansada... mis compañeras me paraban
por los pasillos para decirme que cuando narices me iba a coger la baja, y
hasta muchos hombres me dijeron que como era posible que mi marido me hubiera
dejado volver.
Mi sincera opinión, es que tanto
recelo en mi contra se debía al hecho de que a más de una la había dejado en
evidencia, porque es cierto que se cogen la baja a la primera de cambio y no
vuelven.
Aquí hago un inciso, para
comentar esa costumbre de tocar la tripa sin permiso a las embarazadas. Como ya
he dicho yo estoy bastante tremenda, y mi tripa se divisa en lontananza, pero
eso no significa que todo el mundo pueda tocarla a su antojo y sin permiso, es
una costumbre horrible. A mi, en la vida se me ha ocurrido tocar la tripa de
las embarazadas sin su previo permiso. De verdad, estoy hasta el moño.
Retomando, al mes, en la semana
33 empecé a notar contracciones de nuevo. Además, me mareé y tuve una fuerte
bajada de tensión. Me planté en la consulta de mi médico (para horror de su
recepcionista, porque no tenía cita), y me dijo que se podía adelantar el
parto, que ahora si, mejor me quedara tranquila en mi casa. Fue un martes,
trabajé hasta el viernes para dejar todo organizado, y me cogí la baja.
Las reacciones fueron muy
diversas. En mi entorno laboral, todo el mundo (al menos de cara a la galería)
lo vio como algo natural a estas alturas, he incluso algún hombre me dijo que
menos mal (de verdad, que las embarazadas no somos de cristal). En mi entorno
familiar y personal hubo preocupación por las contracciones por parte de mi
madre y tías, preocupación por a ver que iban a pensar en mi trabajo por parte
de mi suegra, malestar porque a ver en que iba a ocupar ahora mi tiempo, que lo
que hay que hacer en esta vida en trabajar por parte de mi padre.... vamos que
ha habido de todo.
Un consejo para la madre
primeriza que lo quiera, en mi opinión, las bajas médicas con un lujo que nos
otorga el estado del bienestar, del que hay que hacer uso pero no abuso. Sigue
trabajando hasta que te encuentres bien, y cuando realmente lo necesiten cógete
la baja, como en mi caso que podía tener un parto prematuro. No hagas caso, ni
escuches a nadie, sólo a tu propio cuerpo, no seas una noña, ni tampoco una
heroína, cada embarazo es distinto y único, sigue tu propio ritmo.
Ahora estoy en la semana 35,
estoy en casa con, de momento, contracciones aisladas, y poco más que yendo a
la preparación al parto (ésto si que lo estoy haciendo en la Seguridad Social ,
porque es en el ambulatorio, al lado de casa y el seguro privado me mandaba a
la otra punta de Madrid), me queda la recta final.
Pero esa será otra entrada...
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