sábado, 19 de octubre de 2013

Volver al trabajo:


Hay un momento al que toda madre se tiene que enfrentar tarde o temprano, la vuelta al trabajo. A mi me ha tocado hace un mes. Ha sido muy duro, y no solo porque te toca volver a madrugar y tener horarios tras meses de anarquía, sino sobre todo porque tienes que dejar a tu bebe.

Los primeros días cuando me asomaba a su cunita por la mañana y le veía tan dormidito, pensaba que me tenía que ir, y se me partía el alma. Luego llegaba por la tarde/noche, me sonreía, y pensaba en todo lo que me estaba perdiendo y era peor. Mi marido, que por suerte o por desgracia está en casa y se queda con él, me manda fotos al móvil cada vez que hace una gracia, pero eso me hace sentir más triste.

Es como si me arrancaran el alma a zarpazos.

Tras dos semanas, pedí en la oficina el mínimo permitido por ley para la reducción de jornada por maternidad. 35 horas semanales, lo que me permite salir una hora antes cada día. Sé que estando mi marido en casa, no es lo lógico, pero es que no podía más, tenía la sensación de que no le veía, que me estaba perdiendo a mi bebé.

Ya veremos como nos arreglamos económicamente.

Y es que las mujeres estamos genéticamente predestinadas a cargar con todo sobre nuestras espaldas, máxime en todo lo tocante a la maternidad. Cuando es la madre la que se queda en casa con los niños, nos ocupamos de ellos y al llegar el padre a casa del trabajo, seguimos ocupándonos de ellos, porque claro pobrecito acaba de llegar de trabajar. Si la mujer trabaja, y el padre se queda con los niños, cuando la madre llega a casa, por supuesto corre a ocuparse del niño, porque pobrecito tu marido lleva todo el día cuidando  de él (aparte de que claro, tú no le has visto). Vamos, que el caso es estar currando 20 horas al día y no descansar nunca, tengas las circunstancias que tengas.

Lo peor es que pasan los días y te vas acostumbrando poco a poco a la situación, a dejarle dormido por las mañanas, y verle sólo un ratito por las tardes. Eso te hace sentir aún peor. A veces pienso que sentirse culpable por una cosa u otra, es una parte intrínseca del hecho de ser madre.

Mientras dura la baja por maternidad, estás las 24 horas del día pendiente de tu bebé, sobre todo los primeros meses. En cierta manera te pierdes un poco como persona, pero llega un día en el que tienes que retomar tu vida, y no sabes por donde empezar. Ya he explicado lo duro que resulta separarte de tu bebé, pero también es complicado volver a retomar el ritmo en el trabajo. Llevas tantos meses alejada del ajetreo que es todo un impacto volver al día a día, estás como desorientada, o más bien sin como.

Además, cuando llegas a casa no descansas. Bueno, ya nunca más vas a descansar. Eres madre.

2 comentarios:

  1. Acabo de descubrir tu blog y esta entrada... En una semana vuelvo al trabajo y no puedo estar más de acuerdo contigo!
    Al final, hagamos Lo que hagamos cargaremos con todo y nos sentiremos culpables...
    Un beso

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  2. Desde luego.

    A mi se me hizo muy duro, pero poco a poco te acostumbras. Aunque me gustaría pasar mucho más tiempo con él. De hecho pedí reducción de jornada por eso.

    Es que como con una madre un niño no está con nadie.

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