lunes, 26 de noviembre de 2018

La leyenda del pollo sin cabeza:


Si Washington Irving me hubiera conocido, yo creo que en lugar de hacerlo sobre un jinete hubiera escrito La leyenda del pollo sin cabeza; aunque sinceramente, creo que dicho icono del terror se basó de alguna manera en una madre trabajadora, y es que a veces nuestra vida da miedo.

Muchas veces me siento desbordada en todos los aspectos de mi vida, el otro día mi marido me decía que actuaba como si estuviera amargada, y lo más triste es que a veces pienso que es verdad.

Este es el resumen actual de mi vida: me levanto a las 7:30, y tras ducharme, desayunar y vestirme a toda prisa, levanto a lo niños. Levanto al mayor, le visto, le doy el desayuno, visto al pequeño. Primero dejo al pequeño en la guardería, y después al mayor en el colegio, lo que supone una media hora de venga, vamos (léase a gritos y con tono histérico).

Tras superar el atasco y llegar al trabajo, me ataco al ver la cantidad de trabajo que tengo, porque claro yo tengo reducción de jornada, pero no de volumen. El otro día una madre del colegio me decía que eso no podía ser, que si teníamos reducción de jornada se tenía que reducir el trabajo, que lo dejara sin hacer, y que así la empresa al ver que no salía saldría de su error. La pregunté donde trabajaba y me sorpendió cuando me dijo una empresa, pensaba de verdad que me iba a decir en la Luna.

En fin, el caso es que al tener reducción de jornada, no llego, y es agobiante, mucho, y yo el estrés lo libero comiendo. De abril a aquí he engordado 6 kilos. Mañana sin falta empiezo el régimen, no me va a valer nada en breve. Este año ha sido muy duro por muchas causas, y una de ellas ha sido el exceso de trabajo, una persona con jornada completa no habría podido con él, bueno de hecho durante un par de meses trabajé a jornada completa (no me lo pagaron por supuesto), y luego en casa a distancia hasta las 2 o 3 de la mañana cada día (sin remunerar of course). Nunca, en los 16 años que llevo trabajando, había soportado una carga de trabajo tan inmensa, tengo cosas por contestar de hace 3 semanas, y yo no soy así, me está afectando mucho, tanto que se me olvidan las cosas, bueno se me olvida todo, y paso mi vida en un continuo tengo que.... un horror.

Hace tiempo otra madre trabajadora, con un puesto directivo en mi empresa, me dijo que no se podía tener todo, creo que es mi principal problema, que lo quiero todo, una carrera profesional y ocuparme de mis hijos yo misma. Pero lo siento, considero que una mamá es aquella que cuida de sus hijos, lo otro es ser su madre, sin duda, pero no su mamá, y la diferencia es abismal. Aunque puede que esté muy equivocada.

A las 16:30 salgo de la oficina para ir a por los niños, básicamente voy como las locas con el coche porque llevo el tiempo justo. Todos los días me parece un milagro llegar al colegio a tiempo. Por supuesto, llevo la merienda, que he preparado la noche anterior y me he llevado conmigo al trabajo, detalle que hijo de 5 años no aprecia, pero que ya me encargaré yo de decírselo de mayor. Tras luchar con el mayor para que deje de jugar en la puerta del colegio con sus compañeros, me voy a la guardería a por el pequeño, que sólo quiere brazos y mimos. Cuando salgo de la guardería soy un bulto seguido por un niño, que lleva encima un bolso, la bolsa de su comida, la bolsa de la merienda, un portátil, la mochila del pequeño y un bebé en brazos, y eso sólo con dos manos, ja, me río yo de Shiva.

Al llegar a casa suelto todo, y como no podía ser de otra manera me pongo a ordenar y hacer camas, eso si no tengo algún médico al que ir (eso siempre, claro está, que me haga acordado de pedir cita. Tengo médicos para mi pendientes de aquí a la luna y vuelta). Si hace bueno vamos al parque, lo que supone correr detrás de dos niños, cada uno en una dirección, salvo si viene mi marido, claro, esos días son más relajados. Tras luchar con dos fieras desatadas consigo subir a casa, no sé como lo hago que siempre empiezo con baños y cena tardísimo, respecto al horario que deberían llevar unos niños de su edad, supongo que soy un poco desastre. Cuando oigo que hay niños que las 9 está durmiendo, me parece como la leyenda del Bigfoot, un mito, a esa hora mi casa está en plena actividad. Si no hace bueno nos quedamos en casa, lo que supone que se la echen literalmente encima, y luego me toque recoger, porque encima mis hijos son unos desobedientes de tomo y lomo y no recogen. Creo que lo estoy haciendo todo un poco mal.

Tras bañarles y ponerles la cena, me pongo a preparar la comida del día siguiente. Tras eso, prepararé la ropa y mochilas del día siguiente. A eso de las 10 trataré de iniciar una guerra fratricida para intentar que el mayor se meta en la cama. Con el pequeño es otro cantar, no se duerme hasta las 12 o 12:30, es súper insomne, así que le pongo en el carrito a ver la tele, para por lo menos poder recoger en paz. Cuando me quiero sentar son aproximadamente las 11 u 11:30, y debería trabajar algo, o tratar de escribir, o irme a la cama, pero no puedo, me enchufo a alguna serie de las 7 u 8 que suelo ver a la vez. Duermo una media de 5 horas diarias, porque ese es mi único momento de paz, pero me supone estar siempre agotada.

Para poder escribir esta entrada he tenido que madrugar un domingo y aprovechar el bendito silencio de la casa, porque claro sin hijos se acuestan muy tarde, pero luego no son de madrugar, aunque juro que lo preferiría.

La tan manida expresión no me da la vida, es tan literal en mi caso que creo que algún día me voy a romper en pedazos. En fin...

Ayer tuve una comida familiar, y una prima mía también con dos hijos y reducción de jornada se iba después al cine, y los niños se quedaban con sus padres. Me dieron ganas de llorar, a mi nunca me cubre nadie, si es por trabajo si, lo que haga falta, el otro día hasta que quedó a dormir mi madre en casa porque yo tenía una convención, pero nada por ocio, y a veces lo necesitaría.

Me hace mucha gracia esas mujeres que van al gimnasio y te dicen muy pomposamente que si quieres puedes, que siempre se encuentra un hueco para hacer deporte, que todo es querer, mirad chicas tengo un mensaje para todas vosotras de una mujer a la que hasta le duele el pelo de pasar tantas horas sentada, simplemente IROS TODAS A LA MIERDA.

A todas aquellas amas de casa, que se quejan porque tienen muchas cosas que hacer, vamos, básicamente las mismas que yo solo que encima trabajo, de verdad, IROS A LA MIERDA PERO DOS VECES, que toca, y mucho, los cojones oíros. Ahora ¿me quedaría en mi casa sin trabajar? primero es algo que nunca me podré permitir ni pensar, salvo que me toque la lotería, y creo que a los dos meses estaría harta, aunque desde luego sería todo más fácil, y no tendría tanta tensión en mi vida, porque lo que nunca dejaría es de ser mamá, mis niños son lo mejor que he hecho en la vida y lo único que da sentido a toda esta locura, es más, si pudiera hasta tendría otro...

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