sábado, 6 de julio de 2013

Las sensaciones del principio


Cuando se tiene un bebé y se llega a casa con él o ella, la primera sensación que se tiene es de alivio por estar por fin en casa tras abandonar el hospital. Sin embargo, esa sensación dura pocas horas, se evaporan cuando el bebé comienza a llorar por primera vez.

La madre se encuentra mal por muy bueno que haya sido el parto. Lo que la apetece es que la cuiden a ella, no tener que levantarse de la cama para tener que cuidar a un niño recién nacido, con el trabajo que ello supone.

Antiguamente, las mujeres de la familia cuidaban a las madres recién paridas, de forma que ella sólo se tenía que preocupar de descansar, recuperarse, y dar de mamar al bebé. Ahora nos vamos a casa solas con nuestro hijo y un marido tan inexperto como nosotras. El caos está servido. Además, al cansancio del parto, se une el bajón hormonal propio del postparto, y el sueño, porque en el mejor de los casos, y si se tiene una buena noche, el bebé  pedirá comer cada dos o tres horas, y cualquier padre sabe que dormir a ratos no cunde lo mismo que hacerlo del tirón.

La sensación que se tiene es de caos, anarquía, sueño, depresión... es muy duro. Sobre todo porque no se ve el fin. Pasan los días y las semanas, y se sigue igual, durmiendo a ratos, comiendo a deshoras, teniendo que hacer malabarismos para ducharte, o salir de casa... el primer mes se hace eterno. Todas las madres con las que he hablado dicen lo mismo, que en lugar de las tonterías que te cuentan en la preparación al parto y que no sirven para nada, más les valdría ponerte sobre aviso de lo que va a ocurrir.

Sin embargo, cuando piensas que tú vida nunca será la misma, que no volverás a sentirte como un ser humano, que no ves la luz... un buen día, tu bebé duerme seis horas del tirón. Ni te lo crees, te parece una maravilla, seis horas, te sientes renacer. Es el principio del cambio.

Con esto, lo que quiero es dar ánimos a todos los padres primerizos que puedan leer estas líneas. Que el principio es lo peor, pero que aunque parezca increíble, pasa, se supera, y llegará un momento antes de que te des cuenta, que tu bebé te dejará dormir, y con ello volverás a comer a tus horas, a salir a la calle, y tener nuevamente vida.

Ánimo. Aunque no veas el fin, te aseguro que llega. Y antes de lo que piensas.

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